La sonrisa, aquella sonrisa que se queda en mi rostro al escuchar los pájaros cantando en mi ventana, las gradas que estoy bajando para oler el desayuno fresco en el comedor principal.

Todos duermen menos yo, hay algo que se quema dentro de mí, tengo ideas de lo que podrá ser, pero el no saber por qué me pone nerviosa. Sacudo la cabeza e ignoro ese sentimiento.

Miro el cielo intentando ver alguna señal pero me doy cuenta que mientras busco un por qué aquella respuesta se desliza por mis manos como la arena que recojo en el verano.

Quiero que alguien me escuche, quiero gritar, quiero volar, quiero tocar una estrella, quiero que el viento me lleve a donde quiera que vaya.

Estoy riendo sin motivo, me parece gracioso que me sienta así, estoy saltando para ver cuánto tardo en tocar el suelo, los rayos del sol iluminan mi piel, doy vueltas mientras mi cabello rompe los esquemas establecidos sobre la gravedad.

Canto todas las canciones que pasan por mi cabeza, estoy recordando cosas que creí olvidadas y cosas que las olvidé pero ahora las recuerdo sin resentimiento.

Siento que las plantas en el jardín me sonríen, que el hecho de respirar es increíble, poder mover un brazo, poder decir una palabra, mirar a un objeto o a una persona...

 ¿Por qué estoy pensando esas cosas?

Camino por toda mi casa en silencio, como si fuera un alma en pena, cada segundo pasa como si fuera un día entero, me siento en paz, estoy calmada, estoy sonriendo, abro la ventana gigante que está al frente mío, respiro profundamente y vuelvo mirar el cielo, ¡Dios! es tan bello...

Me recosté en el sofá, cerré los ojos y prendí mi ipod, nada se movía en ese silencio estático, excepto las cortinas que iban de un lado para el otro por el viento.

estoy feliz y ¿te digo algo?

se siente increíble